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Profesor de redacción, ortografía e idiomas. (español, alemán, inglés, francés e italiano) Traducción, edición y enseñanza.

viernes, 8 de diciembre de 2017

EJEMPLOS DE CONCORDANCIAS DE GÉNERO



El sustantivo es el tipo de palabra que puede funcionar como nombre, designa un elemento de la realidad y gramaticalmente puede ser sujeto de una oración.

Podríamos decir que los sustantivos son como etiquetas que sirven para identificar a un elemento real, algunos de ellos funcionan como nombres propios y hacen referencia a un elemento único; en estos casos comienzan con mayúscula. Por ejemplo: “Diego”, “Juan”, “Pedro”, en designación de personas; “Agraciada”, “Unión”, “Centro”, en referencia a barrios.

Hay tantos ejemplos como realidades pasibles de ser identificadas con un nombre. En ocasiones más de un nombre sirve para cumplir la función de identificar a un elemento de la realidad, por ejemplo: “Paso Molino”, “Paso de la Arena”, “Palacio Salvo”, “Parque Central”, en estos casos es posible decir que estamos ante sintagmas nominales que designan lugares.

Hay otros sustantivos que refieren a elementos en forma más genérica: por ejemplo: “perro”, “gato”, “mesa”, “auto” y una interminable serie de posibilidades. En estos casos, la referencia en cuestión no brinda tanta precisión como la anterior —no es lo mismo decir “gato” que “el gato Tom”—.

Otros ejemplos de sintagmas nominales
Además de los casos en los que tenemos dos o más sustantivos —por ejemplo "José Pérez", sustantivos en aposición—, hay sintagmas —conjuntos de palabras que funcionan como unidad— en las que un sustantivo es complementado por un adjetivo —“gran Parque Central”, “caballo negro”—. En estos casos, los adjetivos aportan una información extra que sirve para caracterizar al sustantivo. Así: “grande”, “pequeño”, “rápido”, “lento”, “azul”, “rojo”, etc. son adjetivos, porque aportan información y gramaticalmente dependen del sustantivo núcleo del sintagma.

Concordancia entre sustantivo y adjetivo
La concordancia es la conformidad de accidentes —morfemas de género y número— entre dos palabras. En esta oportunidad veremos la concordancia de género. En el caso de sustantivo y adjetivo hay casos que pueden generar dudas.
Un ejemplo simple:

Una    casa            deshabitada.
        (sustantivo)     (adjetivo)

El sustantivo y el adjetivo concuerdan en género femenino.

Un caso que puede generar dudas:
Cuando hay más de un sustantivo, uno es masculino y otro femenino la concordancia debe ser en masculino.

Ejemplo:
        Una    casa y un palacio                                                      deshabitados.

       (sustantivos en género femenino y masculino)    (adjetivo en género masculino).

Tomada de: http://redactarmejor.blogspot.mx/

miércoles, 29 de noviembre de 2017

EL VOCABULARIO DE MICHEL FOUCAULT



La problemática del lenguaje es, sin lugar a dudas, uno de los tópicos fundamentales de la reflexión filosófica de Foucault. Por un lado, ello depende del contexto en que surgió su obra. Los estudios lingüísticos, los trabajos de lo que, en términos generales, se denominó el estructuralismo y la hermenéutica habían situado la cuestión del lenguaje en un primer plano. Foucault llevará a cabo una arqueología de esta primacía de la cuestión del lenguaje. En Les Mots et les choses y L’Archéologie du savoir está particularmente atento a esa tensión entre tendencias formalistas y tendencias interpretativas que domina el tratamiento del lenguaje en el siglo XX. Igualmente importante ha sido la literatura, en el sentido moderno y específico del término. Foucault ha dedicado un libro a Raymond Roussel y extensos artículos a Maurice Blanchot y Georges Bataille, entre otros. El interés de Foucault por la tensión entre interpretación y formalización, y por la literatura, donde el lenguaje se manifiesta más allá de la distinción entre el significante y el significado (MC, 59), aparece claramente en esa expresión que domina Les Mots et les choses: “el ser del lenguaje”. Por otro lado, desde un punto de vista metodológico, si queremos, busca definir un método de análisis histórico del lenguaje. En efecto, la arqueología es un método histórico de descripción del lenguaje en el nivel de lo que Foucault denomina “enunciados” o “formaciones discursivas”. Por este camino, Foucault intenta escapar de la alternativa formalización-interpretación y encuentra para ello en la metodología histórica, específicamente en la historia de los saberes, un modo de abordar el lenguaje en su historicidad, en su dispersión, en su materialidad, es decir, sin referirlo ni a la sistematicidad formal de una estructura ni a la plétora interpretativa del significado. Aquí la cuestión no es el “ser del lenguaje”, sino su uso, su funcionamiento histórico. En efecto, es a partir del uso del lenguaje que Foucault define lo que entiende propiamente por “discurso”, por “prácticas discursivas”. En esta línea, a medida que Foucault enfoque su trabajo no a la descripción de las epistemes, sino de los dispositivos y, más ampliamente, de las prácticas, situará las prácticas discursivas en el marco de las prácticas en general, es decir, incluyendo las prácticas no-discursivas. En este giro, el centro de la escena no lo ocupa el ser del lenguaje, sino su uso y su práctica, en el contexto de otras prácticas que no son de carácter lingüístico. Foucault ya no se ocupará sólo o primariamente de las prácticas discursivas, sino también de las “prácticas” con las que se ejerce el poder, de las “prácticas éticas”. La relación entre lo discursivo y lo no-discursivo se convertirá, de este modo, en una vía de acceso al análisis histórico de los usos del lenguaje. Para expresarlo de algún modo, la temática del “ser del lenguaje” es reemplazada por la temática de “lo que hacemos con el lenguaje”. La problemática del lenguaje en Foucault se mueve así del “ser del lenguaje” al “uso del lenguaje”, a las “prácticas discursivas”. En este recorrido, Foucault pasará de la consideración de la incompatibilidad entre el “ser del lenguaje” y el “ser del hombre” a la reflexión sobre el uso de las prácticas discursivas como formadoras de subjetividad. • Del lenguaje considerado como práctica nos hemos ocupado en los artículos Discurso, Enunciado; de las prácticas discursivas como constitutivas de la subjetividad, en Confesión, Examen, Hupomnémata. Remitimos a ellos. En este artículo nos centraremos en la problemática del ser del lenguaje en Les Mots et les choses, es decir, en la incompatibilidad entre el ser del lenguaje y el ser del hombre. El ser del lenguaje. Les Mots et les choses comienza y concluye con el anuncio de la muerte del hombre. Foucault se refiere a la disposición antropológica del pensamiento moderno, es decir, a la analítica de la finitud y a las ciencias humanas (véase: Hombre). La aparición del hombre es la aparición de la analítica de la finitud y de las ciencias humanas, y su desaparición es la descomposición de éstas. Pero esta afirmación expresa sólo una de las dos caras del análisis de Foucault; la otra concierne al ser del lenguaje. El “hombre” y el “lenguaje”, en efecto, están ligados por una incompatibilidad fundamental. “Por el momento, la única cuestión que nosotros sabemos con toda certeza es que nunca en la cultura occidental el ser del hombre y el ser del lenguaje han podido coexistir y articularse uno sobre otro. Su incompatibilidad ha sido una de las características fundamentales de nuestro pensamiento” (MC, 350). La figura del hombre se ha formado a partir de la fragmentación del lenguaje y la reaparición del ser del lenguaje nos muestra que el hombre está por desaparecer. “El hombre ha sido una figura entre dos modos de ser del lenguaje […] El hombre ha compuesto su propia figura en los intersticios de un lenguaje en fragmentos” (MC, 397). Por ello, aunque Les Mots et les choses es, como dice el subtítulo, una arqueología de las ciencias humanas, es decir, del hombre, también se podría decir que es una arqueología de los modos de ser del lenguaje. En ella es posible distinguir, en paralelo con las epistemes, cuatro momentos: el lenguaje como comentario (Renacimiento), el lenguaje como discurso (época clásica), la fragmentación del lenguaje (Modernidad), la reaparición del lenguaje (los síntomas de la muerte del hombre). Del lenguaje como comentario nos hemos ocupado en los artículos Comentario y Episteme renacentista; del lenguaje como discurso, en los artículos Discurso y Episteme clásica. También remitimos a ellos. Nos ocuparemos, entonces, de los otros dos momentos: la fragmentación del lenguaje y su reaparición en su ser bruto. La fragmentación del lenguaje en la modernidad.
Durante la época clásica el hombre no existía. Ello no significa que la gramática general, el análisis de las riquezas o la historia natural no se ocuparan de lo humano, sino, más bien, que ello constituía un problema específico, una región sui generis. En efecto, el hombre ocupa un lugar en la episteme clásica, pero este lugar no está definido por la especificidad de su ser o por la dimensión trascendental de la actividad subjetiva, sino por el juego de identidades y diferencias en el cuadro ordenado de representaciones: el hombre es un ser como cualquier otro. • En el siglo XIX (con el nacimiento de la biología, de la economía política, de la filología), los conceptos de vida, trabajo y lenguaje señalan los límites de la representación, es decir, la imposibilidad de reducir lo que nos es dado en ellos al juego de identidades y diferencias (imposibilidad de reducir la profundidad de la organización biológica a la linealidad taxonómica, la temporalidad de la producción al análisis de la medida del valor y la totalidad lingüística a la forma de la proposición). Estos conceptos, en cuanto nos muestran los límites del poder nominativo del discurso, indican el final de la época clásica, el final de la época del discurso, de la posibilidad de vincular el sujeto y el objeto dentro de la representación por medio del poder que ésta posee de representarse a sí misma. De modo más radical, podríamos decir simplemente que el fin de la época del discurso está señalado por la imposibilidad de reducir la vida, el trabajo y el lenguaje al dominio de la representación. La representación misma se convierte en un producto de las necesidades de la vida, de las fuerzas de producción o de la historicidad del lenguaje que se da en la conciencia del hombre. A partir de este momento, el sujeto-hombre y el objeto-hombre adquirirán una dimensión propia, irreductible al espacio definido por la taxonomía clásica, y, consecuentemente, el cuadro ordenado de representaciones se sustituirá por un conjunto de oposiciones entre el hombre y el mundo, entre el yo pienso y el yo soy, entre el ser representante y el ser representado. En definitiva, para Foucault, durante la época del discurso, la época clásica, el hombre no existía ni como sujeto –fuente trascendental de las representaciones– ni como objeto –región específica de estudio–. Hacia fines del siglo XVIII el discurso deja de jugar el papel organizador que poseía en el saber clásico. El discurso no es más el medio transparente y ordenado entre el mundo de las cosas y el mundo de las representaciones. Las cosas se replegaron sobre sí mismas, fuera de la representación ordenada; aparecieron los lenguajes con su historia, la vida con su organización y su autonomía, el trabajo con su propia capacidad de producción. En el espacio dejado libre por el discurso apareció la figura del hombre. “Se puede comprender ahora, y hasta el fondo, la incompatibilidad que reina entre la existencia del discurso clásico (apoyada en la evidencia no cuestionada de la representación) y la existencia del hombre, tal como se ofrece al pensamiento moderno” (MC, 349). •
“El objeto de las ciencias humanas no es, pues, el lenguaje (aunque hablado sólo por los hombres); es este ser que, desde el interior del lenguaje por el cual está rodeado, se representa, al hablar, el sentido de las palabras o de las proposiciones que él enuncia y se da finalmente la representación del lenguaje mismo” (MC, 364). • A partir del siglo XIX, con la filología, con la formalización, con el retorno de la exégesis, con la literatura, el lenguaje se fragmenta y aparece entonces en sus intersticios la figura del hombre. Esta figura doble (véase: Hombre) asegurará ahora el nexo entre las palabras y las cosas. Filología, exégesis, formalización. A partir de los análisis de Bopp, el lenguaje no es más un sistema de representaciones para descomponer y recomponer otras representaciones. En sus raíces designa los estados, las voluntades. No quiere decir lo que se ve, sino lo que se quiere; se enraíza en el sujeto, en su actividad. Como la acción, expresa una voluntad. Foucault señala dos consecuencias fundamentales de este desplazamiento: 1) Con el descubrimiento de una gramática pura, se atribuyen al lenguaje profundos poderes de expresión que no se reducen a la dimensión de la representación. 2) El lenguaje ya no está ligado con las civilizaciones por el conocimiento que ellas han alcanzado, sino por el espíritu del pueblo que las hizo nacer y las anima (MC, 302-303). • La filología de Bopp se opone, término a término, a cada uno de los cuatro segmentos teóricos de la gramática general (véase: Episteme clásica). La teoría del parentesco entre las lenguas se opone a la teoría clásica de la derivación. Mientras que ésta suponía factores de desgaste y mezcla asignables de la misma manera a todas las lenguas, la teoría del parentesco, en cambio, afirma la discontinuidad entre las grandes familias y las analogías internas. La teoría del radical se opone a la teoría clásica de la designación. El radical es una individualidad lingüística aislable e interior a un grupo de lenguas, es núcleo de las formas verbales; en la época clásica, la raíz era una sonoridad indefinidamente transformable que servía primariamente para recortar nominalmente las cosas. El estudio de las variaciones internas se opone a la teoría de la articulación representativa. Ahora las palabras se caracterizan por su morfología, no por su valor representativo. Finalmente, el análisis interno de las lenguas se opone al valor que se atribuía al verbo ser. El análisis de la organización interna de las lenguas rompe con la primacía de la forma proposicional (MC, 308). “A partir del siglo XIX, el lenguaje se repliega sobre sí mismo, adquiere su espesor propio, despliega una historia, leyes y una objetividad que sólo pertenecen a él. Se ha convertido en un objeto de conocimiento entre otros, junto a los seres vivientes, las riquezas y los valores, la historia de los hechos y de los hombres. […] Conocer el lenguaje ya no es aproximarse lo más cerca del conocimiento mismo; es aplicar solamente los métodos del saber en general a un dominio singular de objetividad” (MC, 309). Pero, según Foucault, esta objetivización del lenguaje está compensada de tres maneras. 1) El lenguaje es el medio necesario de todo conocimiento científico. Por ello se entiende el sueño positivista de un lenguaje que se mantenga al ras de lo que se sabe. También por ello es posible entender la búsqueda de una lógica independiente de la gramática y todos los ensayos de formalización. 2) Se atribuye al lenguaje valor crítico. Las disposiciones gramaticales de una lengua constituyen el a priori de lo que se puede enunciar. Por ello se da la reaparición de todas las técnicas de exégesis en el siglo XIX. Pero la exégesis, en la forma del comentario, ya no va en búsqueda de un texto primitivo, sino que parte sólo del hecho de que estamos atravesados por el lenguaje y va en búsqueda del lenguaje en su ser bruto. 3) Aparece la literatura (MC, 309-313). • Sobre formalización e interpretación, véanse los artículos respectivos. La reaparición del ser del lenguaje. 1) Lingüística. Etnología y psicoanálisis son, en la perspectiva de Foucault, “contra-ciencias” humanas (véase: Hombre). Ahora bien, la etnología se aproxima al psicoanálisis, pero no asimilando los mecanismos y las formas de una sociedad a la represión de los fantasmas colectivos, sino definiendo como sistemas inconscientes el conjunto de las estructuras formales que vuelven significantes los discursos míticos y les dan su coherencia y necesidad a las reglas que rigen una sociedad. De manera simétrica, el psicoanálisis se aproxima a la etnología, no por medio de la instauración de una psicología cultural, sino a través del descubrimiento de la estructura formal del inconsciente. La etnología y el psicoanálisis se cruzan, entonces, no en las relaciones entre el individuo y la sociedad, sino en el punto en el que la cadena significante por la cual se constituye la experiencia del individuo se corta con el sistema formal a partir del cual se constituyen las significaciones de una cultura. Aparece entonces, según Foucault, el tema de una teoría pura del lenguaje que dé a la etnología y al psicoanálisis su modelo formal. “Habría, de esta forma, una disciplina que podría cubrir en un único recorrido tanto esta dimensión de la etnología que refiere las ciencias humanas a las positividades que las rodean cuanto esta dimensión del psicoanálisis que refiere el saber del hombre a la finitud que lo funda. Con la lingüística se tendría, entonces, una ciencia perfectamente fundada en el orden de las positividades exteriores al hombre (puesto que se trata de un lenguaje puro) y que, atravesando todo el espacio de las ciencias humanas, alcanzaría la cuestión de la finitud (porque es a través del lenguaje y en él que el pensamiento puede pensar; de modo que aquél es en sí mismo una positividad que vale como fundamental). Por encima de la etnología y del psicoanálisis, más exactamente, entrelazada con ellos, una tercera ‘contra-ciencia’ vendría a recorrer, animar, inquietar todo el campo constituido de las ciencias humanas, y desbordándolo tanto del lado de las positividades cuanto del lado de la finitud, ella sería el cuestionamiento más general” (MC, 392). • De este modo, la lingüística no imita simplemente lo que la biología o la economía política habían querido hacer, es decir, unificar bajo sus conceptos el campo de las ciencias humanas. La situación de la lingüística es diferente, por varias razones. 1) La lingüística se esfuerza por estructurar los contenidos mismos. No se propone simplemente una versión lingüística de los fenómenos observados; las cosas no acceden a la percepción sino en la medida en que pueden formar parte de un sistema significante. “El análisis lingüístico es más una percepción que una explicación; es decir, es constitutivo de su propio objeto” (MC, 393). 2) Debido a esta emergencia de la estructura, la relación de las ciencias humanas con las matemáticas se encuentra nuevamente abierta, pero en una nueva dimensión. Ya no se trata de cuantificar los resultados, sino de saber si en las matemáticas y en las ciencias humanas se habla de la misma estructura. La relación de las ciencias humanas con las disciplinas formales se convierte entonces en una relación esencial, constitutiva. 3) La lingüística hace aparecer la cuestión del lenguaje en su insistencia y su forma enigmática y, de este modo, se cruza con la literatura. “Por un camino más largo y mucho más imprevisto, se es reconducido a este lugar que Nietzsche y Mallarmé habían indicado cuando uno había preguntado: ¿Quién habla?, y el otro había visto centellear la respuesta en la Palabra misma. La interrogación sobre lo que es el lenguaje en su ser retoma, una vez más, su tono imperativo” (MC, 394). 2) Literatura. Durante el Renacimiento, el ser del lenguaje se manifestaba en su forma enigmática y exigía el trabajo del comentario (entre el Texto primitivo y la interpretación infinita). La época clásica redujo el ser del lenguaje a discurso, a su funcionamiento representativo en el dominio del conocimiento. Con la literatura, tal como aparece en los umbrales de la modernidad, reaparece el ser vivo del lenguaje. La reaparición del lenguaje nos muestra que la figura del hombre, tal como se dibujó en los saberes del siglo XIX, está por desaparecer, por morir (DE1, 500-501). Esta reorganización de la episteme trae consigo una serie de consecuencias: 1) Convierte en quimera la idea de una ciencia del hombre que sea, al mismo tiempo, una ciencia del signo. 2) Anuncia el deterioro, en la historia europea, del antropologismo y del humanismo. 3) La literatura del siglo XIX deja de pertenecer al orden del discurso y se convierte en una manifestación.

Cortesía de  http://psicopsi.com/

jueves, 26 de octubre de 2017

13 COSAS INTERESANTES DEL ESPAÑOL


Hoy queremos compartir con vosotros un contenido interesante aparecido hace unas semanas en la web speakinglatino.com. En una infografía podían leerse los siguientes trece puntos sobre el español en el mundo. ¡Tomad nota!

1. 500 millones de personas hablan español en todo el mundo. En 2050 serán 600 millones los hablantes de nuestra lengua.

2. ¿Sabíais que el español fue un idioma diplomático hasta el siglo XVIII?

3. ¿Cuántos estudiantes de español como lengua extranjera hay en el mundo? En 2010 erais 20 millones. Se calcula (aunque no hemos podido confirmarlo) que en la actualidad sois sesenta millones. El español es el segundo idioma más estudiado del mundo.

4. Ha habido once premios Nobel de literatura en español.

5. Amparo Atehortua, una señora de Medellín (Colombia), hizo una lista de 355 palabras en español que contenían las cinco vocales. Fue capaz de escribir esta lista después de leer el diccionario Larousse.

6. Como sabéis, el español deriva del latín. El idioma que posteriormente ejerció mayor influencia en el español fue el árabe. Actualmente es el inglés.

7. ¿Cuál es el país donde más personas hablan español? Es México, con 114 millones de hablantes. Lo sigue Estados Unidos, con 50 millones de hablantes.

8. Todos los países de Centroamérica excepto El Salvador, se refieren a la lengua española como “español”. Todos los países de Sudamérica excepto Colombia se refieren a la lengua española como “castellano”.

9. En 2005 Brasil hizo obligatoria la enseñanza del español en las escuelas secundarias, públicas y privadas.

10. ¿Cuántos hablantes nativos de español hay en Estados Unidos? 40 millones.

11. ¿Cuál fue el primer documento escrito en español? Fueron las Glosas Emilianenses, del año 964. La primera obra literaria escrita en español fue un poema titulado El Cantar de mio Cid, de autor anónimo, en el siglo XII.

12. El español…

– Es idioma oficial en 22 países.

– Es el segundo idioma nativo más hablado en el mundo.

– Es el segundo idioma usado en la comunicación internacional.

– Es el tercer idioma más usado en Internet.

– 1492: año importante por dos razones. Cristóbal Colón descubrió América. Elio Antonio de Nebrija publicó la primera gramática española.

viernes, 11 de agosto de 2017

EJEMPLOS DE SEMÁNTICA


La semántica estudia los significados de las palabras, de las expresiones y de las oraciones, así como también los cambios de significado que experimentan a lo largo del tiempo. A lo largo del artículo pondremos distintos ejemplos de semántica para ver con claridad de qué estamos hablando.

TIPOS DE SEMÁNTICA
Hay dos grandes tipos de semántica, según cómo consideren al tiempo en su estudio:

LA SEMÁNTICA SINCRÓNICA
Estudia el significado de las palabras en un tiempo y lugar determinados; por ejemplo el español actual en todo el mundo, agrupando las palabras en campos semánticos.

LA SEMÁNTICA DIACRÓNICA
El estudio se hace tomando como base  la evolución en el tiempo del significado de los vocablos y expresiones y los cambios habidos a través del tiempo.
Se considera, por otro lado, que la semántica forma parte de la semiótica, que es el estudio general de signos, ya sean escritos, orales o de cualquier otro tipo: circulación, abanicos, signos del lenguaje corporal, etc.
Y para terminar la descripción teórica, el significado rara vez tiene algo que ver con el significante, entendiendo por este último la forma oral, escrita, etc…
Es obvio que en distintos idiomas al mismo objeto se le llamará de diferentes formas, aunque su significado sea idéntico. Sol, soleil y sun son la misma cosa para españoles, franceses e ingleses, a pesar de las diferentes escrituras y pronunciaciones.

Otros ejemplos de semántica que podríamos rescatar serían los que corresponden a:

Denotación: es el significado en el diccionario, un significado formal y común para todos los hablantes. Por ejemplo, silla. Una silla es una construcción generalmente de madera de tres o cuatro patas que sirve para sentarse. Y esa es la significación que le dan los hablantes de la mayoría de idiomas en el mundo.

Connotación: es el significado subjetivo que en un determinado contexto utiliza un solo hablante. Por ejemplo, libertad según hable un gran potentado o una persona humilde. Seguramente las connotaciones que harán al usar la palabra serán muy diferentes. O más claro todavía: la palabra “burro”, que tanto puede significar el término objetivo de animal de carga, o bien el vocablo alternativo que hace referencia a lo tonto de una persona. Al final del artículo pondremos más ejemplos de semántica sobre los usos denotativo y connotativo.

EJEMPLOS DE SEMÁNTICA GENERALES

Se  llama campo semántico al conjunto de palabras o expresiones que guardan una relación estrecha, cualquiera que esta sea.
Por ejemplo, coche, avión, tren, barco… forman un solo campo semántico al referirse a “medios de transporte”.
La semántica léxica estudia las relaciones que puede haber entre diferentes palabras con algunas características de significado comunes. Vamos a proporcionar ejemplos de semántica al respecto:

RELACIONES DE SIGNIFICADO

Monosemia: un solo significado para las palabras. Agrimensor: especialista en agrimensura.

Polisemia: los vocablos pueden tener varios significados diferentes. Estrella puede significar un cuerpo celeste o bien una actriz famosa.

Homonimia: significados diferentes para palabras que o bien se escriben igual o se pronuncian igual. Vaca: animal, y la baca del coche. Cara: algo costoso; cara: rostro.

Paronimia: palabras muy parecidas, pero distintas es su significación: hombre y hombro, caco y coco, etc.

Sinonimia: cuando las palabras tienen el mismo significado, a pesar de que parezcan muy distintas, por ejemplo educación y formación.

Antonimia: significados contrarios, como amor y odio, bueno y malo, frío y caliente.

CAMBIOS DE SIGNIFICADO

Cambio total: catar significaba “ver” y ahora “probar”.

Ampliación de significado: filosofía se reservaba para una disciplina del saber y ahora se utiliza para cualquier principio o actuación de cualquier grupo humano; la filosofía griega y la filosofía de mi empresa.

Restricción del significado: incoar significaba “empezar”, pero hoy sólo se usa en un sentido jurídico.

Uso figurado: “llueven sapos”, por ejemplo. Dentro del uso figurado son importantes la metonimia (por proximidad: puños y cuello de la ropa) y la metáfora (por sustitución: oro por el cabello, o rubíes por los ojos, etc.)

Mejoramiento o empeoramiento: por ejemplo, “villano” significaba habitante de una villa, y hoy tiene un sentido peyorativo que no tiene nada que ver con la significación original.

Causas históricas y sociales: la pluma de ave con la que se escribía poco tiene que ver con la pluma estilográfica, pero ha habido una conservación de términos en la primera palabra de ambas expresiones. O bien, las palabras “tabú”, más o menos prohibidas o malsonantes, que varían con las culturas y con el tiempo. Por ejemplo, “ciego” era una palabra corriente, y hoy se emplea más bien “invidente” o “discapacitado”; el vocablo“negro” es sustituido por “de color”, etc.

Eufemismo: es una forma de rodear la significación de una palabra para encontrar otra menos polémica o más agradable: por ejemplo, “posaderas” en vez de “culo”, o los últimos ejemplos de semántica del epígrafe anterior.

Disfemismo: es lo contrario al eufemismo; se utilizan en este caso expresiones más duras o inconvenientes: por ejemplo “estirar la pata” (por morir).

OTROS EJEMPLOS DE SEMÁNTICA
Emplearemos para ello las palabras “pintar”, “negro” y “ciego”, en sus versiones denotativa y connotativa.
En estos ejemplos de semántica vamos a distinguir los dos aspectos fundamentales para diferenciar un uso objetivo del subjetivo o connotativo:

Pintaba con su brocha un bello retrato (denotativo).

Julio no pintaba nada en la fiesta (connotativo).

Aquel objeto era de color negro (denotativo).

El negro asqueroso se me puso chulo (connotativo).

El ciego atravesó la calle con su perro lazarillo (denotativo).


Ciego era el amor que sentían el uno por el otro (connotativo).

lunes, 3 de julio de 2017

LOS LINGÜISTAS NOS RESPONDEN:



Consultas…

Fallecer
P:Mi pregunta es la siguiente: si puede en el texto del siglo XV el verbo «fallecer» significar ‘caer’ o algo semejante. Me parece que el sentido ‘morir’ no es adecuado en ese contexto. «Y dejóse él ir cuanto el caballo llevarlo pudo y falleció de su golpe y el Doncel del Mar lo hirió con su lanza en el escudo tan fuertemente...», Amadís de Gaula.
R:Note que en el DLE se registran otras acepciones del verbo fallecer que están en desuso: ‘faltar, errar’, ‘caer en una falta’, ‘desistir’, ‘carecer y necesitar de algo’.  En el contexto del enunciado, parece apropiado el de errar: erró de su golpe, o sea, no acertó a dar el golpe.

Diestro y siniestro
P:He encontrado en muy buenos autores la expresión «a diestra y siniestra». Entiendo que lo correcto es «a diestro y siniestro». ¿Estoy en lo correcto?
R:Ambas locuciones son válidas y se usan prácticamente con la misma frecuencia.

Números escritos con letras
P:Tengo entendido que los números expresados en letras se limitan hasta el veintinueve. Parece que ahora es aceptable en el lenguaje esmerado extenderlo hasta el cien; e, incluso, poder escribirlos en una sola palabra, como: cincuenticuatro, ochentiséis, etc.
R:
Se escriben preferentemente con palabras los números que pueden expresarse con una sola palabra (veintinueve, cuarenta...); los números redondos que pueden expresarse en dos palabras (diez mil, cinco millones); los números inferiores a cien que pueden expresarse en dos palabras unidas por y (hasta noventa y nueve); es preferible usar palabras para los números no demasiado complejos  referidos a unidades de medida, en textos no técnicos (diez centímetros); las fracciones fuera de enunciados matemáticos (un tercio de los empleados...); las cantidades aproximadas (desayunaba a las siete y algo); los números que forman parte de locuciones y frases hechas (carácter de mil demonios); los números que corresponden a festividades o fechas históricas, aunque en algunos países suelen escribirse con cifras.

En la forma canónica, que es la de mayor frecuencia de uso, se emplea la grafía en dos palabras: treinta y uno, cincuenta y cuatro, ochenta y seis..., noventa y nueve. Pero la grafía en una sola palabra es considerada correcta en el español de hoy, aunque es poco frecuente. Note la ortografía: treintaiuno, cincuentaicuatro, ochentaiséis..., noventainueve.
 Sentido de una frase
P:¿Cómo se interpreta la siguiente frase? «Sus sombras hurtas fluctuaban en los respiratorios hondos abajo».
R:Carece de sentido. Es una frase mal construida porque el uso de algunos de sus elementos no es adecuado en la categoría gramatical asignada; así, hurta no se registra como adjetivo, y respiratorio no es un sustantivo.

Desdoblamiento por género
P:Tan de moda ahora con las duplicidades como: ellos/as , diputados /as, tontos/as, los músicos y las músicas, etc. ¿Es correcto utilizar tanta duplicidad en masculino y femenino como lamentablemente lo utilizan para todo ? ¿Cuándo se debe utilizar dicha duplicidad?
R:
No es incorrecto, pero el desdoblamiento constante por género, además de resultar extremadamente tedioso, es completamente innecesario, ya que en español el masculino es el género no marcado, es decir, el que se usa para designar un colectivo mixto. En cuanto a su segunda pregunta, se usa tal desglose en fórmulas de salutación ya afincadas en la lengua, como señoras y señores, damas y caballeros, etc.; y, en general, nada impide hacerlo al dirigirse inicialmente a un público mixto si por alguna razón se desea disntinguir este expresamente, pero continuar con el desdoblamiento durante todo un discurso es, en definitiva, redundante.

Batacazo
P:¿Puede una palabra ser antónima de sí misma? Leyendo un título de un periódico español, me encontré con el uso de la palabra «batacazo» como fracaso. En mi país, Argentina, «dar un batacazo» es un triunfo no esperado. Al consultar la RAE, encontré que, efectivamente, ambos significados son aceptados, la 2.ͣ acepción es ‘fracaso o caída brusca en un asunto, negocio o posición’, mientras que la 4.ͣ es ‘triunfo o suceso afortunado y sorprendente’. En esta época donde tenemos acceso a los...
R:Enantiosemia es un tipo de polisemia en el que una palabra tiene dos sentidos opuestos. Las voces que presentan enantiosemia son llamadas autoantónimos. En español se reconoce una importante cantidad de autoantónimos, por ejemplo: nimiedad, perla, gracioso, alquilar, livido, huésped, heredar, sancionar...

Interpretacion de una frase con comas
P:Del siguiente texto: «Art. 7 Espacios y Cocheras ubicados ... con ese derecho. En dichos garajes no se podrá lavar, pintar, o reparar vehículos, salvo en ...». La pregunta es: ¿Cómo se interpreta lavar y pintar, se refiere solo a lavar vehículos, pintar vehículos o lavar y pintar cualquier otra cosa?
R:
En primer lugar corresponde decir que la coma antes de la conjunción adversativa o no es adecuada.  No se podrán lavar vehículos, no se podrán pintar vehículos, no se podrán reparar vehículos > No se podrán lavar, pintar  o reparar vehículos. El contexto (se trata de garajes) contribuye a aclarar que se está hablando de vehículos, no de otra cosa. Por otra parte, conviene señalar que estamos frente a una perífrasis verbal (poder lavar, poder pintar, poder reparar) en una oración pasiva refleja, por lo tanto el verbo auxiliar (poder) deberá concordar  en plural con su sujeto paciente (vehículos).
 resumen
P:¿Puede usarse sumario como sinónimo de resumen?
R:Es un sinónimo válido.

Mismo / en el mismo
P:¿Cómo se escribe: Hubo un evento, en el mismo... / Hubo un evento, mismo en el que...? Es decir, la duda es en el uso de: en el mismo o mismo en el que..., dado que he escuchado hablar suprimiendo tanto la preposición en, como el artículo el.
R:
Con el objeto de hacer referencia a un sustantivo previamente nombrado, se pueden emplear diferentes elementos, bien subordinates bien anafóricos: que, el que, el cual, en el que, en el cual, del que, del cual, el mismo, este, ese, aquel, etc., dependiendo del caso.
Así, por ejemplo:
Hubo un evento; en el msmo se presentaron varios artistas nacionales e internacionales.
Hubo un evento; en este se presentaron varios artistas nacionales e internacionales.
Hubo un evento, en el que se presentaron...
Hubo un evento, en el cual se presentaron...
Formulación de una frase
P:¿Está bien formulada esta frase? ¡Quizás el año que viene, vas a volver a la cúspide!
R:
La frase está sintácticamente bien formulada; vas a volver equivale a volverás. En cuanto a la puntuación, no es necesaria la coma.

¿Quid o qüiz?
P:Tengo una duda con la palabra «quid» (que tiene un sonido similar a kid), registrada en el DRAE con el sentido de ‘esencia, punto más importante o porqué de una cosa. El quid’. Sin embargo, he escuchado a muchos profesionales, incluso periodistas y locutores, decir: «qüiz» (con sonido en la u, es decir, con diéresis), como sinónimo de examen o test. Mi pregunta es: ¿existe esta segunda palabra en castellano con esa pronunciación?
R:
La única registrada en los diccionarios generales de español es quid. Quid es una voz latina que se asimiló sin modificaciones sintácticas al español, pero con dos pronunciaciones posibles: /kid/, que sigue las reglas de pronunciación del español, y /kuid/, que mantiene su pronunciación latina original. En cuanto a la voz quiz, pronunciada /kuis/, lo más probable es que se trate del anglicismo quiz 'test', 'prueba corta', usado en algunas regiones hispanohablantes.
Varias dudas
P:Quisiera aclarar las siguientes dudas: 1) ¿Cuál sería la forma más apropiada? «Luego ella prefiere ir a un restaurant cubano donde ellos sirven buena comida y los postres __________ (ser / estar) deliciosos». 2) Confronto problemas trabajando con el verbo ‘ir’, ya que en ocasiones se usa voy, vas etc. y en ocasiones ir. ¿Cuál sería la explicación para ilustrar la diferencia en la utilización del verbo ‘ir’ en la siguiente oración? «Entonces ellas van al centro porque les gusta ir de compras»....
R:
En próximas consultas, le agradecemos que haga una consulta por duda en lugar de presentar varias dudas en un sola consulta.

1) Como con ese enunciado se identifica o define una característica general de los postres servidos en ese restaurante, el verbo adecuado es ser.
2) Usar el verbo en infinitivo o en su forma personal (conjugada) depende de la construcción sintáctica en la que aparezca. Tomaremos el verbo ir, objeto de su consulta, para ilustrar las diferentes construcciones.
a)     Como núcleo del predicado (tanto de una oración principal como subordinada)
      se expresa en su forma conjugada:
            Laura va al trabajo en tren. Los alumnos irán de excursión el sábado.
            Me dijo que iba al médico.
b)     Como parte de una perífrasis verbal de infinitivo, debe colocarse, naturalmente, en infinitivo: Ayer Laura tuvo que ir al trabajo en tren.
      Los chicos dejaron de ir a clases de música.
c)     Como complemento de otro verbo, va en infinitivo: Laura quiere ir al cine con su prima. Necesito ir a la farmacia.  
d)     Cuando funciona como sujeto (o parte de él), va en infinitivo: (El) Ir de regreso a su pueblo le produce cierto nerviosismo. A Pedro le gustaba ir al cine.
 En la construcción Entonces ellas van al centro porque les gusta ir de compras, van es el núcleo del predicado de la oración principal Ellas van al centro; ir de compras es el sujeto de la oración subordinada les gusta ir de compras.
 3) Corresponde lo por ser el pronombre átono de complemento directo masculino, tercera persona del singular. No obstante, en las zonas leístas, se emplea y es la norma, el pronombre le en este mismo caso.
 4) El verbo debe concordar con el sujeto hablar con ellas antes de las clases y no con el objeto indirecto nos: Nos gustaba hablar con ellas antes de las clases. Para usar el verbo en primera persona del plural debería transformar la oración, de manera que quien experimenta el placer sea el sujeto: Nosotros gustábamos de hablar con ellas antes de las clases (aunque no es la construcción mayoritariamente usada).
Romín
P:¿De dónde viene que «romín» significa ‘cristiano’ en el diccionario de la RAE?
R:
La voz romín o romí se encuentra registrada en los diccionarios de la lengua desde antiguo.  No en todas las ediciones de los diccionarios de la Academia, aparece explícitamente la etimología de la palabra. Sin embargo, en la edición de 1992 (accesible a través del Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española, RAE, en línea), se lee:

romí. (Del ár. rūmī, perteneciente o relativo a los Rūm. que eran, en su origen los bizantinos, y luego, por ext., los cristianos en general.) adj. desus. Cristiano, entre los mahometanos españoles, rumí. Usába. t. c. s. || 2. V. azafrán romí.

Atribución
P:Mi duda está en relación a una atribución, si se tiene o se cumple. Encontré una frase que dice: «Atribuciones que cumple el rector», de una institución educativa, en este caso.
R:
Además de 'acción de atribuir', el sustantivo de referencia significa 'cada una de las facultades que corresponden a cada parte de una organización pública o privada según las normas que las ordenan', en este sentido es, pues, un uso adecuado.

Hipálage
P:Significado de hipálage.
R:Es una figura retórica (también llamada conmutación) que consiste en atribuir a un sustantivo una cualidad o acción propia de otro sustantivo, habitualmente cercano en el texto. Por ejemplo: en el poema Amparo de García Lorca, leemos: [...] el débil trino amarillo del canario [...]. La hipálage consiste en atribuir al trino el color que le corresponde al canario.

Si no/ sino
P:¿En la oración siguiente corresponde ‘si no’ o ‘sino’?: «El que no limpie bien los platos tiene que volver a fregar, SI NO/SINO probará la ira de Juan».
R:En la oración presentada, corresponde usar la conjunción si y el adverbio de negación no. Equivale a: Si no limpia bien los platos, probará la ira de Juan. Es decir, se enuncia una condición (que no limpie bien los platos) que debe cumplirse para determinar una conclusión o consecuencia (probará la ira de Juan). Sino es una conjunción adversativa que expresa un concepto afirmativo a otro negativo expresado antes, situación que no se da en el ejemplo de referencia.

Han habido/ha habido
P:¿Se puede decir «No fui a la playa porque han habido días de lluvía» o lo correcto es decir «ha habido»?
R:Lo adecuado es ha habido porque el verbo haber en su uso impersonal solo se conjuga en tercera persona del singular en todos los tiempos y modos. En su oración días de lluvia es el complemento directo de haber, no su sujeto. Esa es la razón por la que no concuerda en número.

Moro
P:En «La palabra del día del lunes 5 de junio de 2017» se cita: «Cenit proviene del árabe samt, que significa 'dirección' o 'rumbo', y con ese sentido llegó a las lenguas ibéricas durante el dominio moro en la península». ¿Es correcto «moro»?
R:Independientemente del sentido que la palabra moro pueda tener hoy en día (políticamente correcto o incorrecto), era el apelativo empleado en la época de dominanción musulmana (siglos VIII a XV) en España para referirse al individuo musulmán procedente del norte de África. Con esta connotación, el término figura hoy en los diccionarios generales de la lengua sin carga despectiva.

Máster
P:Uso del plural de máster.
R:
El plural de la palabra adaptada máster es másteres.

Colocación de pronombre en una perífrasis verbal
P:¿Es correcto decir «Me tengo que levantar ...» o se debe decir «Tengo que levantarme...»?
R:
En las perífrasis verbales de infinitivo y gerundio, el pronombre átono puede ir colocado antes del verbo conjugado o auxiliar, o después del verbo principal de la perífrasis:
Voy dársela. Se la voy a dar.
Sigue estudiándolo. Llo sigue estudiando.
Dejaron de llamarme. Me dejaron de llamar.
Tengo que levantarme. Me tengo que levantar.
Pero cuando el verbo auxiliar es impersonal, solo se da la posposición del pronombre:
Hay que preparar la comida > Hay que prepararla.

miércoles, 21 de junio de 2017

¿SE DICE PODRIR O PUDRIR?

Qué: ¿Podrir o pudir? ¿Podrido o pudrido? ¿Con 'o' o con 'u'? 

¿Dudas entre podrir o pudrir? ¿Algo está podrido o pudrido? ¿Es correcto en algún caso decir que un elemento se podrirá? Hay verbos que nos vuelven locos, y cuanto más lo pienses, más inseguro estarás… Sal de dudas con nuestros consejos sobre idioma español. El secreto está en adaptarte al país en el que hables: lo que es perfectamente correcto en muchos países de Latinoamérica no lo es en España, y viceversa.
El Diccionario Panhispánico de Dudas nos lo explica de la siguiente manera:
Pudrir(se):
1. ‘Descomponer(se) una materia orgánica’. Verbo irregular: v. conjugación modelo (→APÉNDICE 1, n.º 48). En el español medieval y clásico, debido a la existencia de dos formas en el infinitivo (podrir y pudrir), alternaban formas con ‘u’ y formas con ‘o’ en la raíz.
En el español actual, quedan algunos restos de esta antigua variación. En la norma culta de España se emplean exclusivamente las formas con ‘u’ en toda la conjugación:pudrir, pudría, pudrí, pudrirá, pudriría, etc.; la única excepción es el participiopodrido.
En la norma culta de la mayor parte de América las formas con ‘u’ son también las preferidas, pero en el infinitivo, así como, en menor medida, en algunas personas del presente, en el pretérito imperfecto o copretérito, el pretérito perfecto simple o pretérito, el futuro simple o futuro, el condicional simple o pospretérito y el imperativo, se admiten también las formas con ‘o’ (podrir, podría, podrí, podrirá, podriría, etc.): “Has enflaquecido, pierdes el pelo, tus dientes comienzan a podrirse, tus cartílagos están inflamados»” (Jodorowsky Pájaro [Chile 1992]).
2. Para hacer referencia a la acción y el efecto de pudrir(se), los sustantivos más frecuentes en el uso actual son “podredumbre” y el cultismo “putrefacción”. Con el mismo significado existen las formas, también correctas, pudrición y pudrimiento. Las variantes  “pudredumbre”, “podrición” y  “podrimiento" son anticuadas y deben evitarse en el uso actual.
En resumen: en el español de España debes utilizar siempre las formas con ‘u’, excepto en el participio, podrido. En la mayor parte del español de América, puedes elegir entre las formas con ‘u’ (norma culta) o con ‘o’ (en el infinitivo y en algunas personas del presente, en el pretérito imperfecto o copretérito, el pretérito perfecto simple o pretérito, el futuro simple o futuro, el condicional simple o pospretérito y el imperativo).

¡Que no se nos pudra el idioma!

Cortesía: Estandarte

martes, 25 de abril de 2017

LAS DUDAS MÁS FRECUENTES EN ESPAÑOL




CORTESÍA DE RAE.

¿HUBO O HUBIERON ?

  Hubo es el verbo “haber” conjugado en segunda o tercera persona singular del pretérito perfecto simple y se utiliza como verbo auxiliar o ...